diciembre 15, 2011

Cuadros de Goya








Agustina de Aragón 1786/1857

Aunque ha pasado a la historia como Agustina de Aragón, su nombre verdadero fue Agustina Zaragoza Domenech.
Su expediente militar –el 30 de agosto de 1809 se le reconoce el grado de subteniente de infantería– se conserva en el Archivo Militar de Segovia. La primera parte de su vida es bastante confusa. Agustina contraería matrimonio dos veces:
la primera con Juan Roca, un cabo de artillería; será su presencia al lado de su marido y de su grupo de artilleros lo que
dé lugar a su heroicidad, acaecida el 2 de julio de 1808 cuando, ante el ataque del ejercito francés a las Puertas del Carmen y del Portillo de Zaragoza, Agustina se haga cargo de una batería.
Cuenta la tradición que el servidor del cañón, el marido de Agustina, había muerto en la refriega, por lo que el cañón dejó de disparar. Agustina, después de recoger el último aliento de su compañero, acerca la mecha a la pieza y continúa disparando el cañón contra las tropas napoleónicas, impidiendo así la entrada de los franceses en la ciudad, cuyo
asedio será levantado el 15 de agosto.
En el Segundo Sitio (diciembre de 1808-febrero de 1809), los habitantes de Zaragoza vuelven a dar pruebas de heroísmo, y cuando la ciudad sucumba, las tropas francesas rendirán honores militares a los defensores de Zaragoza. El segundo matrimonio de Agustina fue con un médico de Almería, don Juan Cobos de Belchite, aunque en la documentación segoviana se indica claramente que no hay expedientes matrimoniales. Tuvo al menos una hija: Carlota Cobos. Agustina de Aragón falleció en Ceuta el 29 de mayo de 1857. La casa donde murió tiene una lápida que la recuerda, y la calle lleva el nombre
de la heroína. Agustina está enterrada en la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo, en Zaragoza, en una capilla que alberga dos monumentos:
en el de la derecha hay una inscripción donde se recuerda individualmente a otras mujeres que participaron en la defensa de la Zaragoza sitiada por los franceses. Frente a él, hay tres nichos que guardan los restos de Casta Álvarez, Manuela Sancho y Agustina Zaragoza.

Daoiz y Velarde

Con los nombres de Daoíz y Velarde, se suele referir a los capitanes Luis Daoíz y Torres y Pedro Velarde, oficiales de artillería del cuartel de Monteleón que se sumaron al levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas. Tienen un grupo escultórico en la Plaza del Dos de Mayo de Madrid, lugar donde estuvo su cuartel, y en su honor se levantó el obelisco de la Plaza de la Lealtad, actualmente Monumento a los Caídos por España.
Aportaron al movimiento popular, el espíritu de Estado Nacional, para que se uniesen a ellos, en contra de los franceses, no sólo el pueblo de Madrid, sino el ejército y demás estamentos. Sin ningún tipo de refuerzos, resistieron hasta la muerte, sin apoyo de la Junta de gobierno, ni de los propios militares, pero sí fueron uno de los ejemplos de los levantamientos posteriores al 2 de mayo de Madrid.

Maximilien Robespierre 1758/1794


Nació en una ciudad ubicada al noreste de Francia, en el límite con los países bajos, llamada Arras, el 6 de mayo de 1758, y recibió el bautismo con el nombre de Maximilien François Marie Isidore de Robespierre.
Fue su madre la hija de un empresario cervecero, y su padre un reconocido abogado.

El matrimonio, perteneciente a la pequeña burguesía, tuvo cuatro hijos más, siendo Maximilien el mayor, que tuvo que cuidar de sus hermanos, colaborando con su abuelo y sus tías, con tan solo 9 años, cuando al nacer muerto el menor, se llevó consigo la vida de su madre, quedando los niños sin protección paterna, ya que François de Robespierre, abandonó a su familia, con destino a América, incapaz de hacerse cargo de ella en soledad.

Creció desconfiado y encerrado en sí mismo, tal vez por sus carencias afectivas. Estudió en el Colegio Luis el Grande, en su ciudad natal, y luego se trasladó a París, alcanzando el título de abogado en 1781, carrera que ejerció prestigiosamente en Arras. Apasionado lector de Rousseau, sus ideas del contrato social, calaron hondo en su pensamiento, contra el absolutismo monárquico.

La situación de Francia era crítica. El rey observaba el crecimiento de las ideas iluministas, junto al poder de la burguesía, que reclamaba participación política, y entonces, para calmar los ánimos y conseguir cierta aprobación de esta clase, decidió por primera vez cobrar impuestos a la nobleza. Luis XVI convocó a los estados generales, presionado por los nobles que se negaban a pagar impuestos, aferrándose a un privilegio del que gozaban desde siempre.

En abril de 1789, se presentó en las elecciones del Tercer Estado, por Artois, dentro de los estados generales, obteniendo el quinto lugar, y comenzando a destacarse por su elocuencia, su defensa de las clases desprotegidas, su oposición a la tiranía, y el extremismo de sus ideas.

Maximilien Robespierre fue un político francés (apodado «El Incorruptible» por su dedicación a la Revolución y por su resistencia a los sobornos) y uno de los más importantes líderes de la Revolución francesa. Fue uno de los miembros más influyentes del Comité de Salvación Pública, que gobernó de facto durante el periodo en el que los revolucionarios consolidaron su poder, etapa denominada sobre todo en la tradición anglosajona como Reinado del Terror. Robespierre fue guillotinado el 28 de julio de 1794 junto a 21 de sus seguidores.

Rosa Parks 1913/2005

En 1955, Rosa Parks tenía 42 años. Afroamericana, natural de Montgomery, Alabama, e hija de un carpintero y una maestra de escuela. De profesión, costurera. Pero además, secretaria y ayudante en la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color.

En aquellos años, los negros sufrían en EEUU la humillación -especialmente en el sur- de no poder compartir con los blancos los mismos lugares públicos: escuelas, restaurantes, salas de espera... la segregación llegaba al punto de que en los baños se mostraban letreros de "sólo blancos" o, directamente, "negros no". Las leyes Jim Crow, heredadas de la esclavitud del siglo XIX, fueron diseñadas para que los afroamericanos se sintieran inferiores y así mantenerlos marginados de la sociedad.

Gente como Rosa Parks tenía claro que las cosas podían cambiar. El 1 de diciembre de 1955, cogió un autobús público para volver a su casa. Por entonces, los vehículos estaban señalizados con una línea: los blancos adelante y los negros detrás. Así, la gente de color subía al autobús, pagaba al conductor, se bajaba y subía de nuevo por la puerta trasera.

Parks se sentó en los asientos del medio, que podían usar los negros si ningún blanco lo requería. Cuando se llenó esa parte, el conductor le ordenó, junto a otros tres negros, que cedieran sus lugares a un joven blanco que acababan de subir. "Éste ni siquiera había pedido el asiento", dijo después Parks en una entrevista a la BBC. Los otros se levantaron, pero ella permaneció inmóvil.

El autobusero trató de disuadirla. Debía ceder su asiento, es lo que marcaba la ley. "Voy a hacer que te arresten", le dijo el conductor. "Puede hacerlo", respondió ella. Cuando la policía le preguntó que por qué no se levantaba, contestó con otra pregunta: "¿Por qué todos ustedes están empujándonos por todos lados?".

"Mientras más obedecíamos, peor nos trataban", asegura Parks en sus memorias. "Aquel día estaba fatigada y cansada. Harta de ceder". Por el lance del autobús, Rosa Parks pasó la noche en el calabozo, acusada de perturbar el orden público y pagó una multa de catorce dólares. Sin embargo, el caso trascendió y acabó por dar voz a los movimientos por el fin de la segregación que ya habían comenzado a hacerse notar.

Indignado y hastiado, un joven y desconocido pastor bautista llamado Martin Luther King organizó una oleada de protestas contra la segregación en los autobuses públicos de Montgomery que duró 382 días. Los treinta mil afroamericanos que participaron hicieron marchas de hasta nueve kilómetros, y cuando les preguntaban cómo se sentían, algunos respondían: "Mis pies, cansados. Mi alma, ¡liberada!".

Mientras, el caso Parks llegó a la Corte Suprema del país, que declaró que la segregación era una norma contraria a la constitución estadounidense, que declara iguales a todos los individuos de la nación. Un año después, el gobierno abolió cualquier tipo de discriminación en los lugares públicos.
Parks, que falleció en 2005 a los 92 años, continuó luchando durante el resto de su vida por los derechos civiles de los afroamericanos. En 1999, recibió la Medalla de Oro del Congreso de los EEUU.